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| Fuente: musica.com | ||
| Letra añadida por talkoaks |
viernes, 2 de septiembre de 2016
viernes, 29 de abril de 2016
ROMANCE DE JUAN LUCENA
De: Manuel J. Castilla (Incluido en el libro Bajo las lentas nubes - 1963)
Juan Lucena, canteador*,
por eso de labrar postes,
ya sabe que va salir
garrapatiento del monte.
por eso de labrar postes,
ya sabe que va salir
garrapatiento del monte.
Jamás se vio canteador
como él, con más traza de hombre.
Desde sus manos el barro
se le derrama en raigones.
como él, con más traza de hombre.
Desde sus manos el barro
se le derrama en raigones.
Dentro sus brazos la fuerza
vuelta un remanso de cobre
a cada hachazo que da
se le alborota en el golpe.
vuelta un remanso de cobre
a cada hachazo que da
se le alborota en el golpe.
(En cada astrilla que vuela
mira una brasa de pobre.)
Si va canteando un quebracho
sangre le salpica entonces
y sobre su camiseta
empiezan a crecer flores.
mira una brasa de pobre.)
Si va canteando un quebracho
sangre le salpica entonces
y sobre su camiseta
empiezan a crecer flores.
Juan Lucena, canteador,
vaporoso de sudores,
vuelve con el hacha al hombro
medio borrado en la noche.
Y cuando el vino morado
de a lentos litros se pone
Juan Lucena cree que ha muerto
porque por el sueño oye
que su hacha bajo la luna
hacha sola en medio el monte.
vaporoso de sudores,
vuelve con el hacha al hombro
medio borrado en la noche.
Y cuando el vino morado
de a lentos litros se pone
Juan Lucena cree que ha muerto
porque por el sueño oye
que su hacha bajo la luna
hacha sola en medio el monte.
* cantear: labrar los cantos de una tabla.
La Editorial Corregidor de Argentina en el año 1991 ha editado en cuatro tomos la obra completa de Manuel J. Castilla.
martes, 26 de abril de 2016
Abra del Acay
Una vez
estuve sentado en mi cima , fue en el abra del nevado del Acay a 4895 metros de
altura en Abril de 1999.
Estaba
con mi amigo Eduardo , con mi bicicleta y con toda una emocion enorme
Como
contar lo que sentia ?
Esto es
solo una parte. No es poesia , solo que de tanto escribir de esa forma casi no
se escribir de otra.
Una
planicie abovedada color marrón
Lomas
mostaza tirando a amarillentas nacen desde donde estoy
Al
fondo montañas azuladas ...
Casi
arriba mío montañas azuladas con morros nevados.
Mas
arriba todo es celeste diáfano
Excepto
(claro) esa nube rebelde que no se despega de su cima
El sol
....
Donde
buscarlo ? si esta por todos lados
Frente
mío esta mi montaña
La que
me aguarda
La que
disfruto con esfuerzo y alegría
Una vez
la vi blanca desde sus raíces , hasta fundirse con el cielo
Otra
vez la vi marrón con verde desde sus raíces
Y la
sentí fundirse conmigo
La subo
con respeto
Casi
con mucho cariño
No he
dejado de alabarla
Ni de
agradecer a su creador
Porque
es una suerte que este allí
Porque
es grandioso que yo pueda tocarla
Silencio
,
Silencio!
Unos
ángeles están pasando
Pido
silencio porque así soy parte del paisaje !
silencio
que siento que soy las piedras
silencio
que siento que soy el viento
Para
arriba voy
Estoy
buscando el abra con mi vista
Me di
cuenta que llegue porque excepto la cima y el cielo
Ya no
hay nada para ver
Me di
cuenta porque mi cuerpo salta
Porque
me inunde de alegria instantánea y explosiva.
Muy
lejos ,
Para
abajo
Un
mundo de hormigas y miniaturas
Un
mundo lleno de cerros de juguete
De
caminos de pesebres
Muy
lejos...
Mi
mundo de todos los días
Manuel Castilla
de"LUNA MUERTA"(1943)
Juan del Aserradero
Juan del Aserradero se ha embriagado
y hace como dos horas que duerme en la vereda.
Ayer, Juan ha cobrado
y en el bolsillo apenas si tiene una moneda.
Juan del Aserradero
tirado en la vereda
se parece a los perros.
Y para que el solazo no le queme la cara
y de despierte luego,
el yuchan de la calle
tira sobre sus ojos sombra como un pañuelo.
Changuance, como pocos,
Juan del Aserradero
quiere olvidar la sierra
y se duerme en el suelo,
pero la sierra vuela
por encima del pueblo,
se torna una cigarra
y le asierra su sueño.
de"LUNA MUERTA"(1943)
Juan del Aserradero
Juan del Aserradero se ha embriagado
y hace como dos horas que duerme en la vereda.
Ayer, Juan ha cobrado
y en el bolsillo apenas si tiene una moneda.
Juan del Aserradero
tirado en la vereda
se parece a los perros.
Y para que el solazo no le queme la cara
y de despierte luego,
el yuchan de la calle
tira sobre sus ojos sombra como un pañuelo.
Changuance, como pocos,
Juan del Aserradero
quiere olvidar la sierra
y se duerme en el suelo,
pero la sierra vuela
por encima del pueblo,
se torna una cigarra
y le asierra su sueño.
Pablo neruda , Canto General
LOS HOMBRES DEL NITRATO
LOS HOMBRES DEL NITRATO
Yo estaba en el salitre, con los héroes oscuros,
con el que cava nieve fertilizante y fina
en la corteza dura del planeta,
y estreché con orgullo sus manos de tierra.
con el que cava nieve fertilizante y fina
en la corteza dura del planeta,
y estreché con orgullo sus manos de tierra.
Ellos me dijeron: "Mira,
hermano, cómo vivimos,
aquí en «Humberstone», aquí en «Mapocho»,
en «Ricaventura», en «Paloma»,
en «Pan de Azúcar», en «Piojillo»".
hermano, cómo vivimos,
aquí en «Humberstone», aquí en «Mapocho»,
en «Ricaventura», en «Paloma»,
en «Pan de Azúcar», en «Piojillo»".
Y me mostraron sus raciones
de miserables alimentos,
su piso de tierra en las casas,
el sol, el polvo, las vinchucas,
y la soledad inmensa.
de miserables alimentos,
su piso de tierra en las casas,
el sol, el polvo, las vinchucas,
y la soledad inmensa.
Yo vi el trabajo de los derripiadores,
que dejan sumida, en el mango
de la madera de la pala,
toda la huella de sus manos.
que dejan sumida, en el mango
de la madera de la pala,
toda la huella de sus manos.
Yo escuché una voz que venía
desde el fondo estrecho del pique,
como de un útero infernal,
y después asomar arriba
una criatura sin rostro,
una máscara polvorienta
de sudor, de sangre y de polvo.
desde el fondo estrecho del pique,
como de un útero infernal,
y después asomar arriba
una criatura sin rostro,
una máscara polvorienta
de sudor, de sangre y de polvo.
Y ése me dijo: "Adonde vayas,
habla tú de estos tormentos,
habla tú, hermano, de tu hermano
que vive abajo, en el infierno".
habla tú de estos tormentos,
habla tú, hermano, de tu hermano
que vive abajo, en el infierno".
Pablo neruda . Canto gral poema XII
XII
XII
SUBE a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Apegadme los cuerpos como imanes.
Acudid a mis venas y a mi boca.
Hablad por mis palabras y mi sangre.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Apegadme los cuerpos como imanes.
Acudid a mis venas y a mi boca.
Hablad por mis palabras y mi sangre.
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